martes, 29 de enero de 2019

Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo


“EN BUSCA DE LA DERECHA…” (II)

Discurro con íntima satisfacción sobre el capítulo final del libro del doctor José Javier Esparza por ser éste una gran promesa de las letras españolas, amén de hombre joven y madura inteligencia. En esta entrega para el blog de Cabildopretendemos hacer llegar a nuestro camarada lector el punto de vista del autor sobre la globalización que se está instalando en el mundo en los tiempos que corren. El autor tiene páginas magnificas en el  capítulo que nos ocupa, por lo que creemos es mejor transcribir textualmente al Dr. Esparza. Aquí va entonces.

“La implantación de la ideología de Mercado como sistema único echa sus raíces en la Ilustración liberal del siglo XVIII, pero ha conocido una extraordinaria aceleración al compás de los cambios que el mundo ha experimentado en el último cuarto de siglo”. Esta consideración del autor, creemos que está un poco desfasada en el tiempo dado que el libro que tenemos entre manos fue publicado en el año 2005. Por ello, consideramos que el planteo continúa siendo válido, pero que deberíamos multiplicar por dos los cinco lustros citados. Por esos años todavía se hablaba de pugna entre dos modelos de sociedad. Estos eran el capitalismo estatal soviético y el occidental. “Por el contrario, la caída del Muro de Berlín (y la implosión soviética de 1991agregamos nosotros) convirtió al capitalismo en único modelo de sociedad posible, sin alternativa”… “El derrumbe del Muro entrañó la desaparición del ultimo referente propiamente ideológico de la escena mundial: la confrontación Este-Oeste. A partir de ese instante, el orden planetario pasa a interpretarse en términos exclusivamente económicos y no en unos términos cualesquiera, sino en los términos del sistema capitalista, que es el único sistema vigente. Esta imposición de un sistema único ha venido a producirse en terreno abonado. Hace ya años que en el ámbito político occidental se constató la quiebra de las ideologías clásicas de la modernidad”… “fin de las ideologías”.

Ahora bien, el fin de las ideologías descripto en los años sesenta todavía permanecía vinculado a un determinado universo que buscaba una idea racional y objetiva del “bien común”, imperativo fuertemente arraigado en la teoría política occidental y que se consideraba- y con acierto- metafísicamente superior a la simple búsqueda de la eficacia técnica.”… “tocamos aquí uno de los grandes problemas del actual orden del mundo, la necesidad de proponer unas ideas y valores que sostengan la dominación del mercado. Constatemos en este mismo capítulo, los peligros que entraña la paulatina adopción de la ideología de los derechos humanos como cobertura doctrinal del sistema único, pues tal ideología desarrolla un discurso que lo mismo puede servir para lo mejor y para lo peor. Pensemos en predicados como el del “derecho de injerencia humanitaria”, que es posible esgrimir tanto para una campaña de vacunación en Somalia como para un bombardeo… en la propia Somalia.

Y es que el criterio de la eficiencia tiene esa rara virtud: allá donde se impone como eje de los comportamientos, desaloja a cualquier otro criterio que pretenda hacerle sombra,  ya sea desterrándolo al desierto de las utopías, ya manipulándolo como disfraz de la propia técnica. En la práctica, la reductio ad unum del mapa político mundial significa la imposición de un único modelo de sociedad posible; la democracia liberal capitalista la que para Fukuyama era el fin de la historia. Estamos frente a la globalización, es decir, un nuevo escenario donde las innovaciones técnicas y la supresión general de barreras al mercado imponen como única forma de gobernar la realidad. La globalización, actúa sin embargo como motor de la nueva imagen del mundo, y lo hace atacando en dos frentes: un proceso inevitable y por otra, desde el discurso dominante se nos muestra como un acontecimiento bonancible y deseable, pues estimula la libertad de los capitales de modo que no solo hay que adaptarse a ellos, sino que hay que empujar para acelerar sus efectos.

Y el sistema único sopla a partir de 1991, el Banco Mundial, propone una interpretación económica del desarrollo y lo condiciona a la competitividad general en torno a un Mercado sin barrera”… “políticas, por supuesto.”

“El mundo contemporáneo está asistiendo a un movimiento general en varios frentes. En lo económico, el mercado satisface sus eternas expectativas de expansión planetaria en un mundo sin barreras políticas. En lo política, la razón política se subordina a la razón técnica. En lo ideológico,  la ideología de los derechos humanos, y la moral de la utilidad proporcionan una plataforma mínima para la adopción de criterios universales, incluido el “derecho de injerencia”. En lo cultural, la cultura mundial de masas homogeneiza las formas específicas de los pueblos. Todos apuntan en una misma dirección: la configuración de un sistema único. Y en este contexto de homogeneización, pragmatismo tecnoeconómico y globalización, surge el denominado pensamiento único, como doctrina propia del nuevo espíritu del tiempo.

Todo esto lo estábamos viendo venir. En realidad, era precisamente a esto a lo que  la Derecha se ha opuesto ferozmente desde 1789. Esto representa el triunfo definitivo de la visión moderna del mundo. Un movimiento general de dominación de lo económico sobre todos los demás aspectos del orden humano. La modernidad, antes que un movimiento de emancipación, habría sido un movimiento de dominación tecnoeconómica, los ideales ilustrados de libertad solo habrían sido una coartada para esa dominación. Hoy la máscara de la libertad cae y lo que nos encontramos es precisamente el rostro del genio económico. El pensamiento político se rinde a sus pies”… “sumisión imperativa: la política apropiada para el estado terminal de la sociedad”. Hasta aquí el doctor Esparza. De su trabajo magnífico queda mucho por decir, por lo que prometemos una nueva incursión para una próxima entrega.

Luis Alfredo Andregnette Capurro

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