miércoles, 9 de noviembre de 2011

De pluma ajena

LIBRES
  
  
Hace hoy 22 años caía uno de los símbolos epónimos del comunismo, la Gran Muralla Alemana, más conocida (aquí no podemos decir “bautizada”, por obvias razones) como “el muro de Berlín”, separador artificial de un mismo país y productor de asesinatos por el delito de querer escapar del paraíso rojo. Precisamente. la canción “Libre”, de Nino Bravo, habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín. El siguiente texto se encuentra disponible en distintos sitios web y cadenas de correo, sin indicar su autor.
  
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Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la “frontera” alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado “corredor de la muerte”, atravesarlo corriendo y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
  
Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la “tierra de nadie”, durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
  
Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.
  
Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.
  
Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la “tierra de nadie”, tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir (aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).
  
Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente “¡asesinos, asesinos!”. En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
  
Tiene casi veinte años y ya está cansado de soñar;
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada sólo es, un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre, como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.
Libre, como el viento que recoge
mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y sabré lo que es al fin la libertad.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que no escuchó
la voz que le llamó.
Y tendido en el suelo se quedó,
sonriendo y sin hablar;
sobre su pecho, flores carmesí
brotaban sin cesar.
  
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento. Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?
  
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años…
  

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente. Lástim a que el asesino Pinochet usara esta canción para dar música a sus asesinatos.

Es así ni asesinos de derecha ni de izquierda.

Anónimo dijo...

Este muerto es uno mas de los cien millones de muertos, resumen final del marxismo-leninismo (Libro Negro del Comunismo).

Sin embargo en la Argentina derechohumanista se permite que funcionarios, legisladores y jueces se proclamen partidarios de este sistema de terror, violencia y muerte, haciendo su apología.

Prueba de lo anterior es la "stalinista" confesa Diana Conti, admiradora del sangriento asesino conocido bajo los alias de Stalin y Koba. O el juez Gallardo quien en su despacho público exhibe las fotografías de homicidas seriales como el sifilítico Lenin o el fusilador de La Cabaña conocido como "Che".

Fernando José Ares

Anónimo dijo...

si libre como aca el dolar: vuela vuela 5.10 hoy se va a la luna con k vuela.jajaja....el vikingo

Anónimo dijo...

El dia que se haga Justicia (con Mayúscula) el General Pinochet, aunque enemigo nuestro, deberá tener su monumento.Pinocho fue un grande en la lucha contra la guerrilla atea y marxista y puso al pais de pie, el que visité y conocí por espacio de 40 años. En los tiempos del cajetilla Allende Gossens, no se podía circular por la calle por causa del terror y todo ese gran pais era un circo, adonde concurrieron los clowns Dorticós y Fidel Castro, el conocido genocida de barba. Esa era la chusma que contaba.¡¡ Gracias General Pinochet !!
Carlos Díaz

Anónimo dijo...

Pinocho era mason (admitido por él mismo en sus memorias) al igual que Salvador Allende...al final la guerra fria fue una guerra entre logias...Los nacionalistas no nos vamos a enroscar en esa dialectica de liberales y bolches...Ahora cuentenme que Pinochet era nacionalista asi me rio un rato...Muy bueno el posteo...
Saludos

Anónimo dijo...

carlos diaz, que pena que no pudimos hacer pipi en el pacifico y perdimos las islas con el laudo del gran raby wojtila. si te encontraba peridas mal. el vikingo