POR EL HONOR DE LA SANGRE
Sangre de Cristo, embriágame
Mientras el mundo gemía el drama de Japón, sucedido en el inicio de la Cuaresma; mientras el luto desplegaba su ropaje austero sobre el corazón de los hombres decentes, nos llegó la noticia, según la cual, un grupúsculo burdelesco de funcionarios oficialistas, encabezados por el actual ministro de Economía, se daba cita en el bar “Perón Perón”, ubicado en lo que llaman ahora Palermo Hollywood, y que otrora supo ser, decentemente, “un cielo de relinchos y de crines”, al decir de Jorge Luis Borges.
La banda orgiástica del kirchnerismo tenía su propósito expreso en aquella jornada luctuosa de marzo: presentar un nuevo vino, llamado “El Justicialista”, que según sus promotores, sumaría aún más alegría a la que ya tiene el pueblo como consecuencia de las bondades múltiples que prodiga este Gobierno. Henchidos de ínfulas electoraleras —que es estar rebosante de chapuzas— los hijos de Cristina libaron y brindaron por lo que juzgan su inmodificable y seguro triunfo político.
Personajes de talante prostibulario se aglutinaron alrededor del neobrebaje, convencidos todos de que se puede imponer la alegría popular por decreto de necesidad y urgencia. Y cada uno de ellos, a su turno y copa en garfio, sintióse autorizado a expresar alguna sonora porquería.
Llegado el momento del palurdo que funge de Secretario de Cultura —y que para abreviar llamaremos Jorge Coscia— dijo, según registro de las crónicas: “El vino es bíblico. El famoso pedo que se agarró Noé aparece en la Biblia, el primer libro” (cfr. “La Nación”, 12 de marzo de 2011, pág. 18).
“Todos se rieron con ganas”, según apunta a renglón seguido el mismo informante. Es lógico que así fuera. Existe un patólogico reír —propio de los idiotas o de los degenerados— el perfidum ridens, que expresa el gozo que les causa ver la humillación de los demás. En este caso el humillado era nada menos que el Patriarca Noé, cuya embriaguez (Génesis, 9,18-29) es figura de esa copa densa de los pecados del mundo, que el mismo Cristo pidió auxilio al Padre para poder beber (San Mateo, 26, 42). Así lo vieron exégetas de nota, y el mismo Buonarotti lo plasmó en uno de sus frescos, el último de la serie del Génesis que está en la bóveda de la Sixtina.
Pero para el Secretario de Cultura —paradigma del intelectual K— Noé es apenas un borracho, y el sacrilegio un divertimento de taberna peronista. Es que Coscia, como sus pares de Carta Abierta, merecen ser discípulos de aquella extraña Escuela de Slovenrie, para quienes orinar, peer y vomitar era el modo connatural de expresarse.
Faltaba lo peor, y al final llegó en aquella tenida patibularia. El Ministro de Agricultura, que responde al nombre de Julián Domínguez, alzó una de las botellas de “El Justicialista”, y “se animó, incluso, a comparar el vino con la sangre de Cristo, que «dio la vida por la humanidad», con la sangre de Kirchner, que «dio la vida por la política»” (cfr. “La Nación”, ibidem).
Hay una sola manera argentina de castigar esta blasfemia, y es horadando la lengua del impío, como enseñaba el Gral. José de San Martín. ¿Quién se atreverá a hacerlo, mientras le explica al reo que el señor Kirchner no derramó ninguna sangre por nada ni nadie, sino que reventó una noche bajo el destino maldito del insensato, al que el Supremo Juez le pregunta: “¿para quién será lo que has amontonado”? (San Mateo, 12, 16-20). ¿Quién se atreverá al justiciero hierro candente, para que el fuego lave, junto con la injuria, la mitología grotesca que ha transformado en héroe y en santo al más vulgar de los canallas y al más ladrón de los rencorosos?
Y hay una sola manera católica de castigar esta horrible imprecación. La explica San Alfonso María de Ligorio en su Sermón IX —para el domingo XXIVº después de Pentecostés— citando a San Juan Crisóstomo: “cuando oigas blasfemar a un hijo vuestro, rómpele la boca, santificando así vuestras manos” (cfr. “Obras Ascéticas”, Madrid, BAC, 1954, vol. II, pág. 523). ¿Quién osará aplicarle la merecida pena? ¿Acaso alguno de estos obispos felones que cuando sale algún curazo agalludo a contener a los viles, acaba pidiéndoles perdón y acallando al valiente?
No; nadie excepto el Dios de los Ejércitos castigará a estos repugnantes blasfemos. Que no se llaman sólo Boudou, Coscia o Domínguez, porque tienen los mil nombres de los obsecuentes que rodean el trono de la jaca.
Por eso, desoiré en la ocasión a las voces amigas que me piden no trasgredir los límites de la mesura. Pero ¿si no estoy dispuesto a este minímisimo gesto de santa indignación por el honor de la preciosa Sangre de Cristo, por quién lo haré?
Escuchen pues, esbirros y esbirras kirchenristas que han sido o serán capaces de tamaña perfidia; escuchen lo único que merecen escuchar con voz tronitonante: son todos ustedes una manga de hijos de puta.
La banda orgiástica del kirchnerismo tenía su propósito expreso en aquella jornada luctuosa de marzo: presentar un nuevo vino, llamado “El Justicialista”, que según sus promotores, sumaría aún más alegría a la que ya tiene el pueblo como consecuencia de las bondades múltiples que prodiga este Gobierno. Henchidos de ínfulas electoraleras —que es estar rebosante de chapuzas— los hijos de Cristina libaron y brindaron por lo que juzgan su inmodificable y seguro triunfo político.
Personajes de talante prostibulario se aglutinaron alrededor del neobrebaje, convencidos todos de que se puede imponer la alegría popular por decreto de necesidad y urgencia. Y cada uno de ellos, a su turno y copa en garfio, sintióse autorizado a expresar alguna sonora porquería.
Llegado el momento del palurdo que funge de Secretario de Cultura —y que para abreviar llamaremos Jorge Coscia— dijo, según registro de las crónicas: “El vino es bíblico. El famoso pedo que se agarró Noé aparece en la Biblia, el primer libro” (cfr. “La Nación”, 12 de marzo de 2011, pág. 18).
“Todos se rieron con ganas”, según apunta a renglón seguido el mismo informante. Es lógico que así fuera. Existe un patólogico reír —propio de los idiotas o de los degenerados— el perfidum ridens, que expresa el gozo que les causa ver la humillación de los demás. En este caso el humillado era nada menos que el Patriarca Noé, cuya embriaguez (Génesis, 9,18-29) es figura de esa copa densa de los pecados del mundo, que el mismo Cristo pidió auxilio al Padre para poder beber (San Mateo, 26, 42). Así lo vieron exégetas de nota, y el mismo Buonarotti lo plasmó en uno de sus frescos, el último de la serie del Génesis que está en la bóveda de la Sixtina.
Pero para el Secretario de Cultura —paradigma del intelectual K— Noé es apenas un borracho, y el sacrilegio un divertimento de taberna peronista. Es que Coscia, como sus pares de Carta Abierta, merecen ser discípulos de aquella extraña Escuela de Slovenrie, para quienes orinar, peer y vomitar era el modo connatural de expresarse.
Faltaba lo peor, y al final llegó en aquella tenida patibularia. El Ministro de Agricultura, que responde al nombre de Julián Domínguez, alzó una de las botellas de “El Justicialista”, y “se animó, incluso, a comparar el vino con la sangre de Cristo, que «dio la vida por la humanidad», con la sangre de Kirchner, que «dio la vida por la política»” (cfr. “La Nación”, ibidem).
Hay una sola manera argentina de castigar esta blasfemia, y es horadando la lengua del impío, como enseñaba el Gral. José de San Martín. ¿Quién se atreverá a hacerlo, mientras le explica al reo que el señor Kirchner no derramó ninguna sangre por nada ni nadie, sino que reventó una noche bajo el destino maldito del insensato, al que el Supremo Juez le pregunta: “¿para quién será lo que has amontonado”? (San Mateo, 12, 16-20). ¿Quién se atreverá al justiciero hierro candente, para que el fuego lave, junto con la injuria, la mitología grotesca que ha transformado en héroe y en santo al más vulgar de los canallas y al más ladrón de los rencorosos?
Y hay una sola manera católica de castigar esta horrible imprecación. La explica San Alfonso María de Ligorio en su Sermón IX —para el domingo XXIVº después de Pentecostés— citando a San Juan Crisóstomo: “cuando oigas blasfemar a un hijo vuestro, rómpele la boca, santificando así vuestras manos” (cfr. “Obras Ascéticas”, Madrid, BAC, 1954, vol. II, pág. 523). ¿Quién osará aplicarle la merecida pena? ¿Acaso alguno de estos obispos felones que cuando sale algún curazo agalludo a contener a los viles, acaba pidiéndoles perdón y acallando al valiente?
No; nadie excepto el Dios de los Ejércitos castigará a estos repugnantes blasfemos. Que no se llaman sólo Boudou, Coscia o Domínguez, porque tienen los mil nombres de los obsecuentes que rodean el trono de la jaca.
Por eso, desoiré en la ocasión a las voces amigas que me piden no trasgredir los límites de la mesura. Pero ¿si no estoy dispuesto a este minímisimo gesto de santa indignación por el honor de la preciosa Sangre de Cristo, por quién lo haré?
Escuchen pues, esbirros y esbirras kirchenristas que han sido o serán capaces de tamaña perfidia; escuchen lo único que merecen escuchar con voz tronitonante: son todos ustedes una manga de hijos de puta.
Sanguis Christi, inebria me.
Antonio Caponnetto
Se agradece difundir
10 comentarios:
excelente
Sr Caponnetto mis mas sinceros respetos para usted y quiero aportar este significativo suceso en Nuestra Santa Iglesia:
"El emperador Constantino llamó al Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea en el año 325. Entre los obispos asistía San Nicolás de Mira. El Concilio Ecuménico condenó al arrianismo y fue compuesto el Símbolo de la Fe, en el cual se expuso en palabras exactas la religión ortodoxa, la fe en el Señor Jesús Cristo como el Hijo de Dios, quien era de su misma naturaleza. Durante los debates, cuando San Nicolás escuchó las palabras blasfemias, se indigno tanto que le dio una bofetada a Ario delante de todos. El Concilio le retiró su cargo como obispo por violar el orden. Sin embargo, muy pronto algunos obispos tuvieron una visión en la cual ellos veían al Señor Jesús Cristo entregando a San Nicolás el Evangelio y a la Madre de Dios cubriéndolo con su velo. Los obispos comprendieron hasta que punto el arrianismo es desagradable a Dios y le devolvieron su cargo de obispo."
¡Brillante Profesor! Al pan pan.
Excelente nota del Dr. Caponnetto. Ojala la leyera el an¡bmbado de Pablo Sanchez de aqui de San Antonio de Padua de la Concordia, "catolico" y ultra-kirchnerista, para bien de su alma confundia y de sus lectores.
¡Impecable el maestro Caponnetto! Estos asquerosos blasfemos merecen la maldicion de todos.
Claro y preciso es su juicio, estimado Dr. Caponnetto, todos estos perversos blasfemos kirchneristas son unos grandísimos hijos de puta o también, refinando la calificación como decía Anzoátegui, unos tremendos hijos de cornudo. Que es lo mismo por otra vía.
Lástima que los monseñoretes de la Arquidiócesis de Buenos Aires no compartan su sana teología de llamar hideputas a los hideputas que blasfeman permanentemente contra Dios y su Adorable Madre.
Así como existe este Clero del Silencio Cómplice existe la burocracia militar kirchnerista que se refocila con estos blasfemos haciéndole un grosero corte de manga a lo prescripto por el Gral. San Martín sobre horadación de lenguas con un clavo al rojo.
Tanto los unos como los otros, los de la Biblia junto al calefón y los del sable sin remaches, tendrán el justo castigo que se merecen. Y será inapelable.
Fernando José Ares
Excelente Profesor!!
¿¡Se rieron con ganas?! ¿De una asquerosa y ridicula blasfemia?
Habria que ver si los concurrentes lo hicieron como los serviles alcahuetes que son todos los "militantes" kirchneristas o las "sustancias" que consumieron les empezaron hacer efecto.
Pehuen Cura.
ME HA DEJADO ATONITO, MENOS EL CORAZON, ÉSE SI QUE NO HA QUEDADO FLACCIDO, ESTA LATIENDO A MIL, ME SORPRENDE SUS PALABRAS
TAN BIEN ORGANIZADAS QUE ME ENTUSIASMAN Y ME REGOCIJAN EL ALMA.
TRISTEMENTE ASI EMPEZO TODO HACE UN TIEMPO, GENTE DESCONTENTA CON EL STABLISHMENT QUE QUERIA CAMBIAR ALGO.
TENDREMOS QUE APRENDER DE LA HISTORIA? O NOS DEBEMOS LANZAR A DEFENDER LO QUE ES BELLO, BUENO Y JUSTO DE NUESTRA SOCIEDAD?
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!?
O MEJOR NOS ESCUDAMOS EN LA LEGALIDAD QUE "ESCUDA" MUCHO MAS A ESTA GENTE DE LA QUE NOS ESCUDA A NOSOTROS.
LA PREGUNTA ES: Y AHORA QUE?
SEGUIMOS APAGANDONOS LENTAMENTE O MEJOR QUEMARNOS EN EL INFIERNO?
ME DUELE MI PATRIA Y NO QUIERO MIRAR A OTRO LADO, MEJOR MIRO PARA ABAJO, COMO CUANDO DA VERGUENZA.
ESTA BUENO VIVIR ASI???
Y CUANDO MIRO PARA EL ROSTRO DE MIS HIJOS?
QUE PASA?
NO HAY JUSTIFICACION PARA MI, NI EXCUSA PARA SU HAMBRE.
MIS HIJOS HAMBRES DE COMIDA NO, NO SE, NO AUN.
HAMBRE DE JUSTICIA?
HAMBRE DE IGUALDAD?
ME MEREZCO SER EL HIJO POLITICO DE UN SAN MARTIN QUE NO DUDO EN CREER CON SU CORAZON, CON SU SALUD Y SU ALMA QUE EL
ESPAÑOL ERA EL ENEMIGO Y HABIA QUE COMBATIRLO SIN "HESITACION"
Y "SIN HESITAR" SIGNIFICA. SIN DUDA ALGUNA.
EN ESTOS TIEMPOS...
SABEMOS CUALES SON NUESTROS ENEMIGOS?
NO ERAN LOS ESPAÑOLES LOS OPRESORES?
ESTOS QUE SON?
NO SE RIEN DE NOSOTROS ACOMODADOS EN SUS ALMOHADONES RELLENOS DE MONEDAS DE PLATA?
NOSOTROS AFUERA, PELEANDO CON LA GENTE QUE PARECIERA DEJADA DE LA MANO DE DIOS Y SIN EMBARGO ES ENTREGADA A LA POBREZA Y
LAS DROGAS POR ESTAS MISMAS MANOS DE SATAN.
AL MENOS LA FIGURA DEL "DIABLO" SE JUSTIFICA PORQUE SU MISION MISMA ES LA DEL MAL, ESTOS NO TIENEN IDEA QUE HACER,
SOLO AMARROCAR ORO.
TENIA RAZON VOLTAIRE. "HAY QUE TENERLE MAS MIEDO A UN ESTUPIDO QUE A UN MALO"
ESTOS SON MUY ESTUPIDOS Y LO PEOR, ES QUE NOSOTROS ESTAMOS DEJANDO QUE NOS MANEJEN A MIL POR HORA DIRECTO AL ABISMO.
QUEDO MUY ADMIRADO POR SU TEXTO MAGNIFICO, FELICITACIONES...
PROFESOR CAPONETTO:
ME PARECE TOTALMENTE ACERTADO EL RECLAMO QUE LE HACE A ESTOS BLASFEMOS DE CRISTO.
EN MI PAIS MEXICO TENEMOS UNA SITUACION PARECIDA CON NUESTROS GOBERNANTE.
LE QUISIERA HACER UNA PREGUNTA CONFIADO EN QUE ME PODRA RESPONDER CON LA SABIDURIA QUE LO CARACTERIZA.
¿QUE OPINION LE MERECE LA ORGANIZACION DE EL "YUNQUE"?
SUPUESTAMENTE SON MUY CATOLICOS Y BUSCAN EL REINADO DE CRISTO EN LA TIERRA. QUE PIENSA DE ESTE GRUPO?
LE ENVIO UN AFECTUOSO SALUDO.
EN EL SEÑOR, SALVADOR RAMIREZ E.
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