LAS COSAS INVISIBLES
“Creo en un solo
Dios Padre Todopoderoso,
creador de todo
lo visible e invisible”
(Símbolo de Nicea)
Podían verlo todo, aún
a la distancia,
sin confundir el
blanco del vellón o el granizo,
distinguir entre el
verde marchito de una acacia,
la retama amarilla y
el olivar cobrizo.
Podían ver el tramo
final de cada noche,
agazapando sueños
bajo una luna fría,
los rebaños ajenos,
iguales y distintos,
cada cual con su
nombre, su cencerro y su guía.
Eran pastores
diestros, podían asimismo,
ver en cada horizonte
como en cada cayado,
el porvenir del
tiempo, la luz de la madera,
el próximo torrente
donde unir al ganado.
Los valles o las
cimas no guardaban secretos,
para sus ojos hechos
a contornos posibles,
pero un día inefable
les fue dada la gracia
de contemplar
silentes las cosas invisibles.
Un Ángel fue primero,
heraldo del pesebre,
de la impar teofanía
custodio y pregonero,
un Angel señalado
para que el siglo sepa
que el Verbo se hizo
carne y refulge el lucero.
Mas después, tras el Ángel, se dejó ver arriba,
una recia milicia
celeste que alababa,
dando gloria al
Nacido y paz para los hombres
de voluntad maciza
como una antigua aljaba.
Oyeron viejos himnos,
salmodias milenarias
hosannas y loores. Al
fin todo calló.
Se cumplió la
Escritura cuando entre sombras claras
notaron que era
aquello lo que oído no oyó.
Danos Señor la gracia
de poner la mirada,
en las cosas eternas
que no solemos ver,
en las
imperceptibles, incorpóreas, perennes,
brotadas al Principio
de tu divino ser.
Concede a quienes
pueblan esta patria de llantos,
la ciencia de saber
que no sólo has creado
lo que pesa, se mide,
se calcula o se vende,
sino la Cruz que supo
dar nombre a lo fundado.
Haz que el mundo
visible se rinda ante tu cuna,
así la sangre abraza
dolorida a la llaga,
que la materia entera
se convierta en vestigio
de la vez que
dijiste: ¡Que la tierra se haga!
Vuélvenos pastoriles
los oídos cansados
de escuchar
estridencias más oscuras que el lodo,
que nuestra vista sea
la de esos mayorales:
diáfana y ascendente
para mirarlo Todo.
Antonio
Caponnetto
3 comentarios:
Gracias a la Revista Cabildo por decir siempre la Verdad.
Dios los bendiga.
¡FELIZ NAVIDAD!
Gracias Don Antonio, le mando un abrazo en Cristo desde el sur de Mendoza.
Estimado maestro. Necesitamos de hombres como Ud. ¡Salve a la Patria!
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