CONDECORACIÓN
DEL SILENCIO
En vísperas de su alejamiento el
Nuncio Apostólico Monseñor Adriano Bernardini ha recibido, entre otros
agasajos, la Gran Cruz de la Orden del Libertador General San
Martín (AICA, 6 de diciembre de 2011). Evidentemente por méritos adornados de
un silencio característico, con que logró sortear serios conflictos sin mella
de sus buenas relaciones con el Gobierno. Así resalta la memoria de la
impavidez frente al Decreto 220/05 del Gobierno Nacional, que destituyó al
Obispo Castrense monseñor Antonio Baseotto.
Es ineludible la relectura de aquella
Resolución impar del Poder Ejecutivo nacional. La cual, partiendo de imposturas
enhebradas trabajosamente, dibujó al prelado como un delincuente. Acusándolo de
haber expresado alegorías “que recuerdan los llamados “vuelos de la
muerte", reivindican los métodos de la dictadura y apoyan (sic) a los
ejecutores de tales crímenes”. Impone subrayar que fundamentando
tamaña acusación, el decreto denominó “alegorías” a las palabras evangélicas
recordadas por el prelado, previniendo sobre las durísimas consecuencias del
escándalo para quien lo ocasiona. Pero la odiosidad tergiversó los términos en
sintonía con las falsedades historiográficas impuestas oficialmente. Y de tal
manera transformó hipócritamente lo dicho por el Pastor en una amenaza
completamente inventada que se ha difundido por todos los medios. Cuando —al
contrario— se trataba de una advertencia caritativa, frente a la incitación a la
lujuria de los jóvenes, promovida por el entonces ministro de Salud Pública.
Corresponde insistir que no hay
precedentes de construcciones acusatorias semejantes. Y menos forjadas por un
Decreto presidencial, invocando para más a la verdad, la justicia y la memoria.
Pero el silencio —ciertamente contagioso— se mantuvo incólume. Y el Nuncio
Apostólico recibe ahora el galardón otorgado precisamente desde la
misma altura que promulgó aquel ignominioso Decreto 220/05 contra el
último Obispo Castrense.
Casimiro Conasco
Diciembre de 2011
2 comentarios:
"Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios; por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza... Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo" (Virgen de La Salette)
¡ORA PRO NOBIS!
Muy bueno el articulo Genial
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