Mirando pasar los hechos

LA GRAN PROTESTA

         
         
TOMA Y DACA        
                    
Tanto lucubrar sobre la “toma” u ocupación de lugares públicos perpetradas últimamente y no se repara en su raíz, que simplemente estriba en la colosal usurpación del Poder. Mediante las trampas de esta “democracia”. Pero la queja fundamental no cae sobre los tramposos, porque ese es su vocacional oficio; ni tampoco contra las víctimas culposas que confiaron en ellos. La gran protesta apunta en rigor a los Vigías que por su ministerio y formación estaban más obligados a desenmascarar las falsedades. Obviamente sin sumarse a los mitos ni caer en cálculos subalternos. El resultado de las depredaciones y el consiguiente imperio de la mentira, han cobrado hoy una crudeza superior a todo lo imaginable; no quedando otra calificativo que el famoso revolcón “en un merengue de maldad insolente”.
         
           
LOCURA MORAL         
                   
Resulta ahora que este régimen bolchimafioso, asustado como Frankenstein por sus propias maquinaciones, está denunciando un complot desestabilizador… ¡De la izquierda y del periodismo!  Hasta el ministro de Justicia del régimen marxista acusa a la hueste de su propia entraña, el Partido Obrero. ¡Y a la “derecha”! … diciendo que  ella desde las sombras ha mandado activistas para hacer destrozos. El mismo jefe de Gabinete  —acaso rememorando las viejas trapisondas del 2001— involucra a su antiguo jefe y maestro. Pero tal vez lo más increíble y demostrativo de la perversidad mental y del abismo de mendacidad, es que todos protestan precisamente contra los Medios de comunicación, desde hace rato apropiados brutalmente para su servicio exclusivo.
             
Todo en fin, supera la pesadilla más febril, renaciendo el viejo y saludable reclamo: ¡Que se vayan todos! como en 2001 bramó la sociedad con restos de salud.
      
      
OFUSCACIÓN
        
Por ello causa consternación el reiterado lamento sociológico de algunos dignatarios. Sobre “la pobreza e inequidad, la dificultad para el diálogo, la violencia y la agresión y el desprecio a los migrantes, como signos de fragmentación social”. (¡¡Desprecio de migrantes en el paraíso de la inmigración!!). O la exhortación, por ejemplo, a “alentar todo tipo de acuerdos”. Como aconseja monseñor Casaretto, titular de la Comisión de Pastoral Social; después de prohijar la famosa Mesa del Diálogo donde  se quedaran todos. Confesando paladinamente al mismo tiempo, que desde 2001 (apogeo de la Mesa) “la fragmentación social no la hemos corregido, más bien se ha seguido activando e incrementando” (cfr. “La Nación” del 26 de diciembre de 2010).  Para esto, se acaban de conocer dos hechos que fragmentarían los ánimos más templados. La ostentación —oficiando en Rufino (Santa Fe)— del ex Obispo de Santiago del Estero protagonista del nauseabundo escándalo homosexual. Y ahora mismo, el repugnante afiche de la Vicaría Episcopal para Niños (Arzobispado de Buenos Aires), caricaturizando al Niño Dios y su entorno de la manera más vil y grotesca.
                
Entonces, renace un penoso interrogante: Por qué insistir en la añadidura; que tampoco se puede dominar, con intentos como el de la incorporación de la Universidad Católica a la experiencia cultural de las “villas miseria”.  En lugar de la predominante brega por el Reino de Dios y su Justicia… Les guste o no les guste a los contertulios dialoguistas y por más desentrenados que estén los elencos.

Juan E. Olmedo Alba Posse

Diciembre de 2010 

El afiche