martes, 7 de junio de 2011

Mirando pasar los hechos

SHOCKING POR PARTIDA DOBLE

       
Pavadas y circunstancias
   
Dicen que el shock es una afección potencialmente mortal que requiere tratamiento inmediato y puede empeorar muy rápidamente. No obstante —al revés— aunque parezca un rebuscamiento, una variante del shock —Shocklender— es capaz de aportar grandes servicios a la salud pública. Al arrancar de un manotazo el telón encubridor del Régimen. Como símbolo cabal de la ultra delincuencia, retrata a los usufructuantes delictivos del Poder; abonando aquella histórica reclamación popular “que se vayan todos”. Incluso el reciente “descubrimiento” de siderales peculados y estafas que lo envuelven —junto a la Fundación maternal que patrocina y a etcéteras del Gobierno— rubrica el siniestro panorama del modelo K ya plebiscitado por la encuestocracia. Cuadro para más refrendado por el efebo a cargo de la Economía, al respaldar en la ESMA-Museo y Cocina, a la abanderada del modelo K. “Vos, pese a cualquier circunstancia personal, te pusiste al frente de las cosas”… “cuando se hablan pavadas es cuando más cerca tenemos que estar”… “¡Hebe es parte de la figuras que queremos que nos representen!”, proclamó.
    
Un ilustre penalista colocaba en la cumbre delictiva —como “loco moral”— al asesino que excediera en mucho la maldad común. Algo peor que el criminal nato, capaz de cometer delitos horribles, en la elección de las víctimas —por ejemplo sus padres— por su alevosía y la utilización de medios repugnantes para la generalidad de los criminales. En tal sentido el país, tantas veces a la cabeza de hechos extraordinarios, también ha batido un record desconocido en toda la historia. Permitiéndole aportar a la escuela penal un elemento adicional: “loco moral y virtual”: con fuerza para producir efectos impensables.
  
  
Elogio de la locura
  
Pero estas reflexiones no intentan enfocar únicamente al titular del prontuario escalofriante (que seguramente será el pato de la boda). Porque todavía más insólita ha sido si cabe, la locura de la justicia local. Al dejarlo libre a un asesino condenado a prisión perpetua, previo otorgamiento del elogioso título de Abogado que lo equipara en dignidad a sus jueces.* Hasta quedar habilitado, como experto parricida, para el patrocinio de las Madres de la Plaza de Mayo, titulares de la Fundación ahora en el banquillo mediático. Como también le permite liderar la lucha por los “Derechos Humanos”, persiguiendo a los combatientes contra el terrorismo. Hasta acompañar con su autoridad moral, el reclamo ante la Corte Suprema de Justicia contra los indultos concedidos a los represores genocidas… y sin perjuicio de exigir un trato bien severo para un anciano general preso.
  
  
Ejemplaridad
  
Cabalgando por los ondulantes caminos del Derecho Garantista, el libérrimo convicto ha salteado  cualquier  obstáculo que amenace su incondicional libertad condicional.** Además de realizar costosos viajes por regiones cercanas y remotas, con sus aviones o su yate, consiguió emprender negocios que en algún caso lo beneficiaron con una oportuna quiebra, zafando también de cheques sin fondos. Hasta obtener una fortuna colosal no registrada por ninguna lente impositiva… Estuvo tal vez al borde del shock, cuando descubrieron que manejaba un auto robado. Pero un minucioso juez, famoso por el secuestro de novelas “nazis”, le preservó la libertad por falta de mérito. En fin, requerido para altos rumbos, no pudo frenar  sus ímpetus, llegando a señorear la Universidad (sic) Madres de la P de M; también acompañando emprendimientos edilicios, con dineros públicos cuantiosos, que ahora están rozando su comodidad y el benemérito nombre de la Fundación epónima. Escollo que lo obliga a aparecer airosamente —como un auténtico “self made man” millonario— en todos los medios facilitados para ostentar su inocencia perpetua a prueba de cualquier delito.
       
Casimiro Conasco
Junio de 2011
     
     
Notas:
* Después, obtuvo en la Universidad de Buenos Aires el título de Psicólogo; jurando por su honor al recibirlo.
** Con la actuación de una radio interpenitenciaria que le permitiría exaltar la delincuencia en el marco ideológico del marxismo.
     

lunes, 6 de junio de 2011

Informe sobre sectas

LA AMENAZA DE LAS SECTAS
       
        
Hace ya un tiempo, desde este sitio, nos ocupamos de dar a conocer una denuncia contra la llamada “Cienciología”, peligrosa secta si las hay. Nos informan que, incluso, hasta un senador de San Luis presentó un proyecto para rescatar a las víctimas de estas organizaciones. Algo bastante insólito entre los proyectos que habitualmente se presentan.
                  
Transcribimos a continuación los fragmentos de un reportaje que, en dicha provincia, se le hiciera a un familiar directo de una de esas víctimas del modus operandi de esta tenebrosa organización. La nota apareció en San Luis Noticias de Villa Mercedes, el 26 de mayo de 2011.

  

    
Quiere recuperar a su hermano
         
Pablo Stinga es un joven de Villa Mercedes que desde hace cuatro años vive en España. Está en la provincia para brindar un seminario en la Universidad Nacional de San Luis, donde se recibió en la carrerea de Licenciatura en Matemática. Junto con su mamá, Eva, y su hermana, Julieta, está luchando para recuperar a su hermano, Sebastián, que fue “captado por la secta Cienciología”.
          
“Fue en el año 2007 cuando mi hermano se pone en contacto con Néstor Benítez, un supuesto profesional que había venido de Castelar, Buenos Aires, para ofrecer trabajo. Este hombre se publicitó por Internet diciendo que es consultor de empresas. Lo que hizo, en realidad, fue captar a jóvenes de la Universidad para introducirlos en la secta. Una vez logrado eso, los captados son usados para sacarles dinero, alejarlos de la familia y convertirlos prácticamente en esclavos”, aseguró el joven.
         
La secta, conocida como Cienciología se hizo “famosa” recientemente por investigaciones que hizo el FBI en causas por explotación de personas y trabajo esclavo.
         
“Los que integran esta secta se presentan de muchas maneras para lograr entrar en confianza con los jóvenes. Pueden ofrecer cursos ligados generalmente con ayuda profesional para «ser feliz» o sobre «cómo aprovechar el potencial de inteligencia» que se promocionan por Internet o con avisos que reparten en instituciones educativas”, explicó Pablo Stinga.
          
Contó que Sebastián, “una vez que fue captado, prácticamente no habló más con nosotros. No sabemos exactamente dónde está ni qué es lo que hace. Sí nos enteramos que ha pedido préstamos bancarios importantes y que trabajaría para la secta. Por eso presentamos denuncias y pedimos en distintas instituciones que se investigue lo que pasó con mi hermano y que hagan algo para evitar que estas situaciones se produzcan”.
          

En el año 2008, la familia Stinga hizo una presentación en la Defensoría de Pobres y Ausentes de Villa Mercedes. La ratificó a fines de ese año en la Justicia Federal de San Luis, donde se inició una causa caratulada “Rodríguez Eva Irma S/denuncia delito contra las personas”. Más tarde hizo lo propio en el Juzgado Federal de Morón, Buenos Aires.
            
Además de la Defensoría y la Justicia Federal, la familia envió notas exponiendo la situación al Obispado de San Luis, al Vaticano y a la UNSL, instituciones que respaldaron la necesidad de investigar el caso.
           
Pablo reveló que en España mantuvo contacto con familiares de gente que está pasando una situación similar. “Allá hay organizaciones que trabajan para apoyar a las personas que buscan rescatar a sus seres queridos que fueron captados por la Cienciología. Lamentablemente, en Argentina no hay instituciones de estas características y existe mucho desconocimiento. Ese es el principal escollo que tenemos para que avancen las investigaciones y para que se tomen prevenciones en todos los ámbitos donde este tipo de sectas actúa para captar a jóvenes”.
              
Recordó que Sebastián fue “captado” cuando organizaba unas jornadas de ciencias económicas en la FICES. “Allí se presentaba el señor Benítez a quien nunca pudimos lograr que se lo investigue”.
              
“Debemos luchar principalmente contra el descreimiento de la gente, porque la gente nos dicen «cómo van a captar a una persona mayor que sabe lo que hace» o bien «es un chico inteligente», pero justamente la secta actúa de tal manera que es difícil darse cuenta en qué momento se produce la captación. A mi hermano le ofrecieron trabajo y cursos de capacitación; le regalaron libros de Dianética y así lo fueron introduciendo”, señaló.
              
“Es una especie de lavado de cerebro que se produce casi sin que uno se dé cuenta. Modifican el pensamiento y las emociones. Al captado lo aíslan de su familia y amigos. Hay casos denunciados por explotación y trabajo esclavo en los cuales dejaron a personas prácticamente en la ruina. De todo esto hay muchas pruebas, pero lamentablemente aún hay descreimiento”, añadió.
            
De acuerdo con la investigación, el principal fin de la Cienciología “es el dinero y el poder”. La secta busca “manejar la a gente, ofreciéndole la superación de supuestas limitaciones y problemas personales. Pero al mismo tiempo le van exigiendo dinero. Les dicen que deben hacer cursos que tienen sus costos. Si no pueden pagarlos, piden a parientes y amigos; luego sacan préstamos hasta que se convierten en dependientes de los jefes de la secta y trabajan prácticamente sin poder cobrar nada”.
            
Recordó que el año pasado fue la última vez que se “cruzó” con su hermano. “Fue cuando salió de la empresa donde suponemos que trabaja. Pero no quiso saber nada, ni hablar de nada. Lamentablemente está desconectado y ha cortado con la relación que tenía con nosotros y sus amigos”.
            

viernes, 3 de junio de 2011

Declaraciones

PAIS PROSTIBULARIO
  
  

I
  
Charles Péguy fue un escritor y héroe francés, caído al frente de sus soldados en la primera guerra mundial; pasado de edad militar, se enroló como voluntario ofreciendo su vida como expiación de sus pecados personales y los de su patria carnal, Francia, hoy apóstata, en otros tiempos áureos, la hija primogénita de la Iglesia.
  
En su Nota conjunta sobre Descartes y la filosofía cartesiana, Péguy escribe que “no es pura casualidad que el mundo moderno sea, por una parte, el mundo de la avaricia y de la venalidad, y por otra el mundo del mecanismo, del intelectualismo, del determinismo, del materialismo”.
  
Las dos partes están ligadas, porque proceden de la cabeza y del corazón. Además, afirma, y ésta es la clave del asunto, que “el mundo moderno es prostibulario porque ha vuelto negociables ciertos valores que el mundo antiguo y el mundo cristiano consideraban como no negociables”.
  
  

II
 
Hoy día, dos virtudes ligadas a la veracidad, anexa a la justicia, y a la vez muy próximas entre sí, que son la lealtad y la fidelidad, en muchos ámbitos laicos o religiosos, han dejado de existir.
  
La lealtad mira, sobre todo al sujeto hacia el cual la prestación se debe: se es leal a otro; en cambio, en la fidelidad, la palabra se pondera por las obras.
  
La lealtad es un reconocimiento de los lazos, y presupone tomar conciencia a la luz de la razón o de la fe, de un vínculo, que es obligatorio en el orden moral, y que debemos asumir voluntariamente.
  
Así se debe lealtad a Dios, a la Patria, a la familia, a los amigos… Pero subvertido el orden, aparecen falsas lealtades: a una Patria idolatrada; a una familia clausurada en su egoísmo; a ciertas “amistades” incompatibles con la lealtad familiar…
  
  

III
  
En el campo de la fidelidad, se pueden distinguir dos sentidos, uno amplio, que es meramente individual, ajeno por ello al campo de las virtudes sociales, y otro estricto, que pertenece al campo de la veracidad.
  
En sentido amplio, esta virtud es tomada por Gabriel Marcel, quien, al considerar la decadencia espiritual contemporánea, propone una tarea de restauración moral, centrada en la “ética de la fidelidad”, para restaurar sus valores “en el lugar que les pertenece, en el corazón de una vida humana no desnaturalizada, alienada o prostituida, sino vivida en la plenitud de su significación”.
  
La fidelidad en sentido estricto, en cambio, mira a otro. Y tiene una filosofía: es la del respeto a la palabra empeñada, a las raíces, a la tradición, a los compromisos. Es la filosofía del honor y de la responsabilidad.
  
Dietrich von Hildebrand se pregunta: ¿Qué es el amor sin fidelidad? Una mentira. Porque el significado más profundo del amor es la entrega al ser amado. Luego, se refiere al traidor, a quien llama “un Judas para el mundo de los valores”. Podríamos agregar a los Poncio Pilato para ese mundo, que hoy, abundan.
  
  

IV
 
Es verdad que en nuestros días, en un planeta erosionado por los vientos de la historia, invadido por la legendaria corriente del río Leteo que mata el recuerdo, es más difícil ser fiel.
  
Tal vez sea por esa causa que tanto prosperan los discípulos de Judas y los de Poncio Pilato. Para empezar, en lo político. Hace un tiempo, un prominente político opositor expulsó de su bloque a dos diputados que lo traicionaron para votar por el oficialismo, uno de ellos recién reelecto.
  
Repugnante es el travestismo político de esos “representantes del pueblo”, pero más grave es la culpa de quien los eligió para integrar una “lista sábana”, y los hizo votar bajo la garantía de su nombre.
  
Y este es un caso entre muchos que se suceden diariamente… senadores y diputados, intendentes y concejales, pasan a integran otra tropilla, pues escuchan y siguen otro cencerro.
  
¡Pobre electorado! Teóricamente soberano durante un día cada setecientos treinta, y esclavo durante el resto. Además sujeto a las traiciones, originadas en compraventa de votos, o de personas o  en permutas por cargos o beneficios.
  
El principal responsable del asunto denuncia: “Algunos políticos tienen precio”; un ex presidente ha inventado una “máquina de armar mayorías”, incluyendo a parlamentarios inverosímiles provenientes de partidos fundados por un general y un comisario, quienes, por un acto mágico pasaron de ser cómplices de los represores, a ser allegados a Madres, Abuelas, etcétera.
  
  

V
 
Hace poco hemos padecido el asesinato de dos docentes. Dos mujeres jóvenes, una casada, otra soltera. Ambas catequistas; las dos muy queridas en sus familias y en sus ambientes de trabajo.
  
Dos vidas segadas por esta muy peculiar “pena de muerte” aplicada a inocentes, que todos los días se practica bajo la mirada impasible de esta democracia que supimos conseguir y que no sabe, ni quiere, ni puede prevenir los entuertos y proteger a las futuras víctimas. Esto no se arregla visitando a las familias después de lo irreparable, ni con invitaciones a los deudos a la Casa Rosada, ni con palabras, ni con promesas.
  
Tal vez haya algo de diabólico en todo esto. Dos catequistas, trasmisoras de la “Buena Nueva”, víctimas del odio por la vida, motor de las ruinas morales y culturales que cada día se acumulan en este singular invierno argentino, donde no hay primavera ni Navidad, como en el reinado de La Bruja en las “Crónicas de Narnia” de Lewis.
  
  

VI
  
Estos son los hechos, pero, ¿cuál es la causa? ¿Por qué los policías están ausentes o dormidos? ¿Por qué sus autos no patrullan día y noche?
  
¿Por qué estamos viviendo en un estado de anarquía en el cual la vida, la integridad física, la salud mental, la libertad de circular, la propiedad, se encuentran amenazadas?
  
¿Por qué lo único que prospera en este país sin ningún problema es el juego, en proporciones nunca vistas, lo que genera que se transforme en un inmenso garito?
  
Porque todo se fomenta desde la cúspide de un poder que no tiene autoridad, ni le interesa ejercerla; un poder para el mal o en provecho propio, pues transforma el bien común político en algo ajeno a los gobernados, confundido e identificado con su medrar particular.
  
Pero la anarquía tiene sus ideólogos, sus cómplices y sus sostenedores, a quienes nada importa mientras no se detengan sus negociados, sus viajes, sus canonjías, su impunidad.
  
Así, el principal mentor del garantismo y de la liberación de la droga para uso personal, el conocido sodomita Eugenio Zaffaroni habla en la Pontificia Universidad Católica junto al impresentable Aníbal Fernández, hombre de estilo poco académico, quien hace no mucho tiempo manifestó que cambia de pensamiento cuando le place, o sea sin esgrimir un argumento ni una razón. Acá todos se hacen los otarios. ¿Es posible que las autoridades eclesiásticas y las de dicha Universidad no vean el lazo que une al garantismo, la droga y la multiplicación de los delitos, asistiendo impasibles al incremento de los perpetuados por hombres sin límite alguno, para quienes no existe ningún mandato válido, divino o humano?
  
  

VII
  
Además, ¿qué confianza merece una Administración de Justicia que hace cotidiana la aplicación de dos pesas y de dos medidas? ¿Una Corte Suprema que ha aniquilado a través de sus sentencias todos los institutos de la seguridad jurídica? ¿Dónde han quedado la cosa juzgada, la irretroactividad de la ley, la prescripción, el respeto a los derechos adquiridos, la aplicación de la ley más benigna, etcétera?
  
Vivimos en una Argentina que ha inventado sus propios campos de exterminio, en los cuales muchos militares, policías, profesionales asimilados a las Fuerzas Armadas, sufren lo indecible, y muchos mueren, sin la atención médica debida, mientras esperan afrontar juicios donde están condenados de antemano, en los cuales sobran los falsos testigos y los asuntos están resueltos antes de escucharse los argumentos; presos privados, hasta en muchos casos, de asistencia espiritual ¿tal vez una forma renovada de pastoral carcelaria?
  

Bernardino Montejano
  

miércoles, 1 de junio de 2011

Como decíamos ayer…

El siguiente es el Editorial de “Cabildo”, nº 70, diciembre de 2007. Como otras tantas veces, y otras pocas voces, anticipamos en soledad  lo que hoy es un escándalo del que todos quieren hablar, pero que con complicidad  cobarde callaron hasta ayer.
          
             

DESAPARECIDOS  S.A.
       
Cuando este número gane la calle el país ya tendrá nuevo desgobierno, continuación exacerbada del pudrimiento precedente, del que es su hechura y connatural deposición. Salida de la costilla de Néstor —no tras adánico sueño sino después de horripilante delirio— la cristínica hembra va por más, según ha dicho. Giro verbal que lejos del plus ultra pronunciado por los Austrias, apenas si denota aquí un avance del odio marxista y de las suculentas estafas capitalistas, yunta de vicios en las que estos personajes se han vuelto los primeros artífices y beneficiarios.
       
No saben más los Kirchner qué prueba pública dar del connubio absoluto con las Madres y piaras circundantes. El espectáculo repetido de este maridaje resulta ya el de una repugnante adulación recíproca y el de una indisimulada sociedad anónima con fines de lucro. Ahora bien, ¿era ésta la innegociable sangre derramada, ofrecida en custodia a Schoklender y a Miceli? ¿Era ésta la bregada aparición con vida, la de la colección prèt-a-porter de una tilinga que confiesa no saber vestirse con la modestia de los pobres? ¿Era ésta la victoria siempre declamada, la de los contratos más rastreros con la banca norteamericana, con los titulares de la usura mundial, con los heraldos del Imperialismo Internacional del Dinero?
       
¿Era ésta la revolución anunciada, la que ahora pasa a las manos de la primera fregatriz del sionismo, llorona en cuanto velorio judaico se ha promovido y carente de la más mínima lágrima para quienes caen asesinados en esas tierras que arrasa su amada Tel Aviv? ¿Era ésta la Sierra Maestra multiplicada en América, la de Skanska, el Indec, la Picolotti y los dólares chavistas?; ¿eran éstos acaso los fastos de la liberación, haciendo un día de campanillera en Wall Street y otro de compradora compulsiva en las tiendas parisinas? ¿Eran éstos los oprimidos cuyo yugo debía quitarse; apenas una banda de ex terroristas perezosos y burgueses subsidiados por el Estado liberal? ¿Era ésta, en suma, “la gloriosa JP” que canturreba orgullosa: “mujeres son las nuestras…”? ¿Cuáles? ¿Las que prostituye Tinelli, noche a noche, haciéndole de partenaire mediático oficial, o la chirusita misma, abocada a defender la perspectiva del género, esto es, el derecho de las invertidas y de las rameras?
       
Nunca como a la vista de lo que sucede, del amontonamiento de carnes de Cristina y Bonafini, arrobadas ambas ante la caripela patibularia del Che, ha quedado más inmundamente probada la ninguna oposición entre el capitalismo y el marxismo, la farsa de una dialéctica que sólo pueden consumir los ignorantes y los embusteros. Cervantes, en su Coloquio de los perros, por boca de Berganza, califica a estas vinculaciones nefastas de “desenfado y taimería putesca”. Difícil decirlo con mejores palabras.
       
Pero no hay una voz que quiera alzarse para expresarlo con todas las letras. Si los Obispos, salvo excepción que habrá que hallar, porque remedan todos a Henri Grégoire, aquel purpurado canalla que abrazó la causa jacobina tras el estallido de 1789. Si los militares, porque han sido emasculados a gomita, según celebérrima expresión de una antañona fuente nacionalista. Si el resto de quienes algún espacio público disfrutan, porque oscilan entre la complicidad, el temor o la protervia. Un silencio culposo recorre el abofeteado rostro de la patria. Se calla por no decir que el que se va es un ente corrupto. Se calla por no decir que quien lo completa también lo es. Cuando la patria recupere su soberanía y su decoro, no quedará en la historia este par delictivo, sino en los sórdidos prontuarios policiales, como diría el finado Borges. El uno quedará como el más cobarde de todos los aleves rencorosos; la otra como la más inescrupulosa y ordinaria de las politicastras nativas.
       
En la última y confortadora encíclica pontificia, Su Santidad Benedicto XVI —que no elude el tema de la adversidad política, tan cercano a nuestra propia experiencia— memora un texto del Sermón 340 de San Agustín, que parece contener todo un programa para nuestras actuales circunstancias. Explica allí el de Hipona que una misión se ha impuesto: “corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles, refutar a los adversarios, guardarse de los insidiosos, instruir a los ignorantes, estimular a los indolentes, aplacar a los soberbios, moderar a los ambiciosos, animar a los desalentados, apaciguar a los pendencieros, ayudar a los pobres, liberar a los oprimidos, mostrar aprobación a los buenos”.
       
Todavía hay quienes se preguntan qué tenemos que hacer. Pues varias tareas pendientes surgen del texto mencionado. Es cuestión de encararlas, una a una, sin quejas ni desmayos. Sabiendo que quien pelea por Cristo Rey en la Argentina ya está en posesión de una alegría elegida y alta. Una alegría que no puede empañar este rejunte de coimeros, criminales, cultores de la muerte y artífices de la antinaturaleza. Una alegría que vence a la mujeril ralea gobernante. Porque ella, según cita preciosa traída a colación por el mismo Benedicto, es “una bienaventuranza que atraviesa felizmente las batallas con una rosa en la mano”.
  

Antonio Caponnetto
     

martes, 31 de mayo de 2011

Actualidad

SOBRE LAS REVUELTAS EN ESPAÑA
Y EL CASO ARGENTINO
   
   
Se han relacionado, no sin fundamento, las recientes y masivas manifestaciones en España con los hechos ocurridos en la Argentina en diciembre de 2001. En ambos casos, se señala el contraste entre la pesada crisis económica que afecta al común con los insultantes privilegios de los hombres públicos. Una acusación pareja: “mi crisis, tu dieta”; un facsimilar pedido: “que se vayan todos”. Lo que acullá el océano debiera obligar, atendidas las correspondencias, a escrutar en el caso argentino para prevenir idénticas infecciones derivadas de una erupción afín.
   
Dos preguntas saltan a la consideración, y la primera: ¿qué se pide? Lo que consta por proclama es balbuceo, apenas bulla, guirigay de muchachería implume que zurció constitución o politeia con los retazos de las frases hechas que sus mismos incriminados políticos soltaron por lustros, como al desgaire, para anublar la conciencia común. Lo que es algo así como valerse de tópicos para consagrar la utopía. Sólo proclamas estándar, mala prosa y pasteurizada. Más democracia: eso lo que piden. Lo diagnosticó con inmejorable acierto Juan Manuel de Prada al remitirse a la cínica indulgencia que los políticos, desde su lejano risco, concedieron a los “indignados”. “Cuando Zapatero, Chacón o Pajín se precian de «comprender» a los chavales indignados actúan con la misma socarronería del ciego cabrón del Lazarillo, que después de descalabrar al protagonista con una jarra de vino se burla de él, mientras lo cura aplicándole vino en las heridas: «¿qué te parece, Lázaro? El mismo vino que te enfermó te cura y da salud». Los socialistas saben bien que un empacho de consignas progresistas sólo puede concluir con una vomitona de consignas progresistas; y esto es lo que, a la postre, refleja la menestra de proclamas que se vociferan en la Puerta del Sol: un vómito de progresismo enfermo que sólo podría sanarse auténticamente renegando de la causa de sus males; pero tal sanación exige una «metanoia», un cambio de mente que quienes han sido moldeados en el progresismo no pueden acometer. Que ni siquiera pueden vislumbrar”. Y así, mero epifenómeno local en el más vasto escenario de la  nueva “guerra fría” por el control de los mercados y los recursos estratégicos, en la que Estados Unidos y Europa estrechan lazos contra Rusia, China y el Islam, “como frutilla del postre de las «revueltas populares» de la CIA en Medio Oriente y África, ahora llega la «revolución de los chip-alienados» de la internet y los celulares (…), juego deportivo de alienados jóvenes de las «redes sociales» (a los que se suma la izquierda sin brújula asimilada al sistema) que promueven «protestas populares» desde la internet casi como un divertimento con catarsis colectiva” (Manuel Freytas).
   
¿Podrá confiarse al emotivismo falto de juicio, el mismo de los muchachos que integran los centros de estudiantes de nuestras universidades, la reforma o la liquidación de un régimen agotado? Fuera desnorte y desquicio el admitirlo. Y entonces sobreviene la segunda pregunta: ¿quién canaliza la riada, la protesta? Es costumbre admitir, ni que sea nominalmente, la función aleccionadora de la historia: sírvanos la ocasión entonces para recordar a aquella Atenas que, grande en lo exterior tras la victoria sobre Persia, habiéndose concedido la veleidad de someter las definiciones inderogables sobre lo civil al sufragio popular, vio pronto caer en picada la intimidad de la nación hasta concluir en el advenimiento de los Treinta Tiranos, a cuya merced se debe la condena y muerte de Sócrates —crimen éste capaz de integrar, por justo título, el memorial de los oprobios de la raza humana. La tesis que en rigor cabe es la platónica: a la democracia le sigue la tiranía, porque la renovación ética no es conquista de las masas, como hoy se pretende con sugestivo candor, sino el fruto precioso de una ardua experiencia personal debida a la nobleza del carácter, y no a su plebeyez.
   
Yerran las masas a menudo en que, aunque capaces de columbrar sensatamente que de la virtud del que manda dimana el bien para todos, corren el albur de contentarse con éste último —o su sustitución farsesca— sin reclamar aquélla. Por achaque de imprudencia, que es plaga que medra en el tumulto, se acaba fácilmente por exculpar al gobernante criminal si éste propicia panem et circenses. En época hipnótica y anestesiante como la que discurre, a veces hasta alcanza con circenses sine pane. Solamente este reclamo vivo de ejemplaridad hace soberano al pueblo, y dueño de su destino, como en Fuenteovejuna, conque una definición plausible —y hoy no autorizada— de “soberanía popular” podría asimilarse a la capacidad del mancomún de echar de en medio al tirano. (Aclárese, para acallar vanos escrúpulos, que el tiranicidio no equivale, ni se parece, al magnicidio, al crimen de lesa majestad. Al fin de cuentas, el tirano se caracteriza por hacer abuso de su principado con exclusión de toda grandeza o maiestas. El tiranicidio es un mero “poner las cosas en su sitio”).
   
En la Argentina, el “que se vayan todos” de 2001 dio lugar, andando el tiempo, a que todos se quedaran. Y a la pronta instauración de una tiranía delictuosa que no dejó desfalco por cometer, ni profanación jurídica que alentar, avanzando —según el mandato recibido de la tiranía mundial— hasta el agravio de la mismísima ley natural. Nunca se había llegado a tanto entre nosotros. Nunca, ni en el cine pesadilla, se hubiera imaginado a un parricida devenir abanderado de la causa de los derechos humanos, cuya infamia pujara por superarse a sí misma a través de la más grosera malversación de los dineros públicos increíblemente puestos en sus manos. Nunca se le había regalado el mote de “épicas” a preces tan poco esclarecidas como las que exhibiera un hombre tan netamente inferior, ganado por las más turbias pasiones, como el finado Kirchner. Epos no ya de héroes, sino de gángsters.
   
El universal hastío ante el indecoro de los príncipes, como hoy lo demuestran las protestas en España, es el que hizo otrora allí posible los “pronunciamientos”, y en el caso argentino los golpes de Estado, puestos al margen cualesquier otro resorte y las consecuencias mismas de los golpes. Si éstos hoy no se reeditan no es sólo por el desmantelamiento e ignominia de que han sido objeto las Fuerzas Armadas: es también porque ya no se le exigen al mandatario las prendas que debería éste ostentar. Y esto sí que es trágico. La democracia basta por sí sola a dorar toda la vileza de los magistrados. Y la frivolidad y la rapiña más nauseabundas vienen victoriosas a sustituir a la gravedad y la honra de que debería ornarse quien ejerce el cargo público. Ni cabe esperar ya más en nuestros funcionarios esa madurez de aquel que, según Gracián, “habla por sentencias y obra con aciertos”: más bien el campeonato de la estulticia y la demolición artera de la historia y de todo patrimonio común, hasta sumergir a la nación en la Estigia de todos los desórdenes morales.
   
Mientras en toda la latitud ibérica se reproducen manifestaciones cuyo porvenir es bien poco promisorio —y acaso no sirva sino a profundizar la tiranía que oprime a la España eterna—, el portaaviones “George H. W. Bush”, dotado de una central nuclear, ingresa a las aguas del Mediterráneo para intentar el desembarco sangriento en Libia, cumplidas ya 8500 incursiones aéreas sobre aquel país en menos de dos meses. Es para deponer a las autoridades jaqueadas por los manifestantes y reestablecer los derechos humanos. Suponemos que los dirigentes de la España democrática no sufrirán idéntico castigo.
   
El infante don Flavio
   

lunes, 30 de mayo de 2011

Mirando pasar los hechos

FRUTOS PODRIDOS
  
  
EL ODIO K INCLUYE HASTA LA BANDERA

Los actos demenciales, que ya abundan, están retratando con insuperable elocuencia el derrumbe del país. Y así lo exhibe patéticamente una resolución silenciada por los medios, que hace un tiempo adoptó la Policía de Seguridad Aeroportuaria dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación. Por orden de un enajenado, aquella dependencia ministerial dispuso suprimir el tradicional saludo a la enseña patria, seguramente sin advertir que la insolencia traducía una verdad insoslayable, que ésta ya no es la Argentina. La nación ha entrado en un paréntesis mortal y por lo tanto quienes la quieren vejar están dando golpes contra un fantasma. Tal vez algún día, cuando ocurra la ansiada resurrección que imploramos al Altísimo, los habremos de juzgar por todos sus delitos; salvo el de traición a la Patria, porque estos canallas marxistas de ningún modo son  nuestros compatriotas.
  
Todo se hizo en consonancia, como dice la Resolución inicua, con las reglas del nuevo ceremonial y protocolo, buscando “cimentar la identidad policial creada desde la recuperación de la democracia en 1983”. Como se ve, la monserga típica traduce fielmente el ideologismo apátrida del régimen implantado desde “la restauración democrática” capitaneada por el prócer Alfonsín de la Internacional Socialista. Lo curioso del caso que vale la pena anotar, ha sido la respuesta de los hechos supliendo la apatía general. Por de pronto el reciente caos que llegó a paralizar las actividades en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, dando lugar a todo tipo de conjeturas teñidas de ignorancia, a cual más alarmante. Pero finalmente, según se estila, no faltó una acusación gremial atribuyendo el desbarajuste a controladores aéreos de origen militar (cfr. “La Nación”, 25 de marzo de 2011).

     
POR SUERTE, LA ECONOMÍA FUNCIONA

En la misma línea descabellada, el efebo ministro de Economía, Amado Boudou —¡ah, criollo chupandín y guitarrero!— confirmó el 21 de marzo que ya se constituyó el llamado “Fondo de Desendeudamiento” (sic), destinado a pagar deuda pública.
  
Durante una conferencia de prensa para anunciar el superávit fiscal del mes de febrero pasado, destacó que actualmente la relación de deuda pública sobre el Producto Bruto Interno representa “un número pequeño en relación con lo que fue la historia argentina” (sic). Tras cartón, la crónica propensa al colapso cerebrovascular, consigna que “la semana pasada el Indec (sic) —sí, el Indec— informó que la deuda externa bruta total en 2010 ascendió a 126.618 millones de dólares, frente a los 117.808 millones de 2009” (cfr. “La Nación” del 22 de marzo de 2011). Lo cual representa, según la aritmética tradicional, un déficit de 8810 millones de dólares… ¡o sea el “superávit” de la era kirchneriana!
  
Por si hubiera alguna duda sobre el bienestar logrado con el “modelo”, el matón del Comercio local distribuye multas cuantiosas entre los audaces que osan mostrar cuentas adversas. Y para fortalecer los ánimos, llegan “buenas noticias” de las Malvinas, sobre un reciente descubrimiento petrolero… claro está en beneficio de la firma británica Rockhopper. Pero la presidente Kirchner de antemano ha salvado la situación, diciendo que tales operaciones violan leyes y tratados internacionales… (algo tan claro como el “hache dos cero”, le faltó graficar igual que antaño). Lo que tal vez preserve los intereses de importantes elencos adictos… vinculados con otras empresas inglesas.
        
          
DEMENCIA BOLIVARIANA

La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata resolvió distinguir al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con el Premio Rodolfo Walsh, “por su compromiso incuestionable y auténtico en afianzar la libertad de los pueblos”. Para darle el premio a su conocido afán libertario —acaso incomprendido por los medios clausurados y los periodistas incomunicados por el dictador— se ha creado una categoría especial, denominada “Presidentes Latinoamericanos por la Comunicación”.
  
El acontecimiento coincide con el reciente bloqueo de un matutino —recién ahora mal mirado por las huestes democráticas al servicio del Modelo— y se descarta que el próximo galardón recaerá sobre el meritorio paladín de las libertades públicas cubanas, don Raúl Castro.
           
Junto a la buena noticia platense, se confirma en esta misma línea de garantías, que es oficial el plan bonaerense que forzará a los “countries” a ceder un 10% de su superficie neta o su equivalente en dinero para “viviendas sociales”.
  
Y paralelamente, ya en jurisdicción más cercana al Centro de la Capital Federal, un juzgado ha establecido que la usurpación de un lugar público no constituye delito alguno. En fin, para que no quede duda sobre el camino emprendido junto a las democracias ejemplares, de ahora en adelante los pasaportes serán otorgados por el Ministerio del Interior. De manera que las salidas del país quedarán vigiladas y concedidas, o no, al ejemplo de Cuba.
        
         
LA PEDAGOGÍA DEL SALIVAZO

El noble servicio a la verdad por encima de cualquier otra consideración, simpatía o apego, se contrapone a la actitud de jueces locales serviles a la voluntad de exterminio, que está costando la vida de tantos prisioneros del odio en las mazmorras del régimen. La denuncia al respecto de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, recientemente efectuada ante la Corte Suprema de Justicia, marca un imprescriptible agravio a los Derechos Humanos verdaderos.
  
A propósito de la confrontación entre la hipocresía afectada y la naturalidad veraz, el 24 de marzo —día feriado del calendario bolchecristino— se desarrollaron paralelamente dos actos bien disímiles en la Capital Federal, que por un favorable sino meteorológico dio lugar al elocuente cotejo. De un lado el maduro juvenil y superdotado tenor, ofreció un espectáculo con señoril naturalidad, en la Avenida 9 de Julio colmada con más de 130 mil espectadores. Por el otro, la makinaria falaz y furibunda, festejaba el “Día de la Memoria” retorcida. Sedienta de más víctimas, concentró una multitud de carteles en la Plaza de Mayo que impidieron visualizar el fracaso del convite, pese a los estímulos monetarios, alimentarios, conminatorios y eliminatorios.  La benevolente crónica de “La Nación” contó —no se sabe cómo— cincuenta mil manifestantes: ¿cien por cartel…?
  
Fue muy llamativa la participación de rabiosos jóvenes “idealistas” vistiendo remeras uniformes, junto a bandas “espontáneas” con tambores o bombos todos de un mismo color.
  
Y colmó las expectativas más siniestras el protagonismo de chiquillos, motorizados por supuestos progenitores, para escupir y ensuciar las figuras elegidas como los nuevos enemigos del Régimen, colocadas en escupideras y letrinas ad hoc.
  
Pero lo más conmovedor fue la fogosidad de algunos muchachos veinteañeros —incluida la opulenta descendencia presidencial— cargados del senil resentimiento de vivencias prestadas a través de los medios, pero sobre todo inculcadas por el sistema educativo que implantó —¡con increíbles aguantes!— el criollísimo ex ministro y actual senador Filmus, de yapa creador del canal Encuentro —…de todas las perversidades comunistas— donde campeaba el paisano indigenista Guinzburg y ahora lo hace el patricio Feinmann, “filósofo” incondicional de Marx.
         
          
¡CHORRA!

Cumple desde luego celebrar el desempeño de Plácido Domingo, que refrescó magistralmente partituras de toda índole regalando buen gusto y simpatía. En lo que hace al ámbito cultural, simplemente cabría decir que trajo añoranzas de buenos tiempos, cuando la Argentina no había sucumbido bajo las hordas delictivas.
  
Acaso hubo dos instantes colaterales. Uno de las cuales al final pudo percibir el público, cuando un locutor —cumpliendo obvias órdenes— hizo mención del “Día conmemorativo”… cosechando fríos aplausos.
  
El otro momento, más que un “sucedido” fue una inminencia.  ¡Y lo que pudo suceder, si hubiera plasmado la ocurrencia de más de un espectador, queriendo que Don Plácido cantara “Chorra”! Puede  imaginarse la multitud a los gritos: ¡Por ser bueno me pusiste a la miseria, me dejaste en la palmera, me robaste hasta el honor…! Y los ecos de la amarga carcajada retumbando hasta los confines del Plata, incentivada por el reflotamiento de aquel misterioso número 01250151321134 —que se lee en Google— sobre los ahorritos en Cuba.
          
          
UN CARMELO SIN FE

Es doloroso aunque necesario recordar —venciendo explicables inhibiciones— cierta contribución a la falsedad histórica desde el lado menos esperable y más obligado a defender la verdad.
  
Basta como triste ejemplo la homilía del Arzobispo emérito de Resistencia, que el 27 de julio de 2008 llegó a decir: “El terror de Estado (sic) de la década del 70 ha emulado las mazmorras y tormentos de la SS nazi”. Sumándose a similares declaraciones anteriores, que autorizan a concluir que la ideología del alto dignatario se inclinaba radicalmente hacia el lado más siniestro. Sobre todo teniendo presente que desde luego no era un niño, cuando las hordas asesinas del marxismo internacional atacaron a la Argentina.
  
¿Olvidó el Prelado los asesinatos de los filósofos nítidamente católicos Jordán Bruno Genta y Carlos Sacheri (este último profesor de la UCA), para dar dos ejemplos de la sevicia criminal y su certera puntería? Es conveniente develar el inmenso daño que las claudicaciones progresistas han hecho al catolicismo, a la juventud y a la patria. Tal vez la causa predominante de la postración actual.
                
               
PAISAJE DE CATAMARCA

El resultado de las elecciones catamarqueñas, no produjo mayor sorpresa; como tampoco producirán ninguna las sucesivas elecciones. En cuanto a las presidenciales, desde el vamos tienen asegurado, fraude mediante, como en la anterior, por lo menos el 46% de los votos. Y si no, que lo digan las serviciales encuestadoras y los movedizos comentaristas a la orden, cómplices de la reelección.
  
Nada, en cambio, ha sido más sorprendente en Catamarca que la carta previa de la Pastoral Social de la diócesis. Se trata de un mensaje emitido como integrantes de la Iglesia de Catamarca, “llamados a dar testimonio de Cristo asumiendo posiciones valientes y proféticas” donde se afirma que “el 13 de marzo es un horizonte de esperanza para renovar nuestra fe en la democracia”. Que abre con el voto la posibilidad de crecimiento más justo, junto a la promoción del Hombre como ser trascendente, que evoluciona en conjunto con sus hermanos, “para lograr una sociedad feliz, culta y progresista” (AICA, 11 de marzo de 2011).
  
En su comentario del Evangelio según San Mateo (VII, 15), el Padre Castellani recordaba las grandes palabras que conmueven al corazón del pueblo: Libertad, Igualdad, Fraternidad, Democracia, Prosperidad y “toda la letanía”… Concluyendo que los amargos frutos de la bandada de pseudoprofetas de fines del siglo XVIII —a manera de mangas de langostas— de sobra los conocemos porque los estamos sufriendo. “Las malas doctrinas, aceptadas y gritadas sin tasa por los pueblos borrachos, han descoyuntado los huesos del mundo; y el mundo se agita hoy enfermo y angustiado: y más borracho que nunca” (cfr. “El Evangelio de Jesucristo”, págs. 225/226).
  
Ahora estamos percibiendo el surgimiento de adicionales panaceas inútiles, como Cambio y Desarrollo, Solidaridad, Inclusión y Felicidad Popular, Diálogo y otras lindezas por el estilo. Con su correspondiente cosecha…
           
           
FRUTOS PODRIDOS

Ciertamente impresiona el cumplimiento de los peores vaticinios.  Entre nosotros, las tristes consecuencias “democráticas” están a la vista. Como pústulas nauseabundas sobresalen los desastres morales e institucionales coronados por la Ley K de “Matrimonio Homosexual”. Y corre un frío medular al conocer en estos últimos días, la realización puntual de la borrachera predicha por el Padre Leonardo Castellani. Ocurrió en un aquelarre nauseabundo con el protagonismo de ministros principales y otros altos funcionarios del Régimen K.  Reunidos alrededor de las botellas kirchneristas presentadas por un sujeto deslizadizo de “pelo largo rubio hasta la cintura, botas brillantes de cuero negro y un prendedor…” (cfr. “La Nación”, 12 de marzo de 2011). Completamente borrachos los muy desgraciados, vomitaron inauditas blasfemias contra lo más sagrado y santo. Lamentablemente sin la amonestación inmediata y enérgica desde las alturas, al modo que lo hiciera una vez el celo de aquel Obispo castigado por la tiranía disoluta. Significativamente desde el llano, Por el Honor de la Sangre rompieron el silencio incontenibles palabras de indignación.
  
Juan E. Olmedo
  

sábado, 28 de mayo de 2011

Memoria de los maestros

UNA PINCELADA DE IBARGUREN
     
     
“Sin historia no hay patria. Por cuanto no es factible inventar el «futuro maravilloso» de los pueblos olvidando el pasado de los mismos. Las naciones sin pasado cierto son conglomerados humanos cosmopolitas, incapaces de reaccionar o de resistir la menor crisis que conmueva el destino solidario de cualquier sociedad sana […]
    
“No bastan, pues, las ideologías a contrapelo de nuestros auténticos valores primigenios. Y mucho menos bastan las plataformas demagógicas y revolucionarias de los partidos en vísperas de competitivas campañas electorales […]
    
“Entretanto,a los estafadores políticos: ¡Desobediencia debida y punto final!”
    
Federico Ibarguren
Tomado de “Nuestro ser nacional en peligro”,
Buenos Aires, Vieja Guardia, 1987, pág. 11.
    

jueves, 26 de mayo de 2011

Cambiame la música

HAY QUE RESTITUIR
LA PROPIEDAD AJENA
    
    
Antes, la catequesis enseñaba que no era suficiente confesar el pecado de robo o de hurto, porque no se hacía efectivo el perdón si no se cumplía la condición de devolver lo hurtado o de pagar o indemnizar al dueño. Es de justicia elemental: tanto te quité, lo mismo te devuelvo, antes de pedir perdón a Dios.
    
Yo me pregunto si las iglesias aggiornadas pagan a SADAIC los derechos de autor de la música profana que han hurtado para cantar con letras de pretensión religiosa, y que son ejecutadas durante los espectáculos danzantes eclesiásticos, entre los que el sacerdote intercala partes de la Misa. (Dudé poner pretensión “religiosa”, porque en la primera redacción había escrito “piadosa”; pero lo cambié porque las canciones suelen ser impiadosamente ejecutadas). Más allá de la ofensa al autor por la crueldad de la ejecución, está la cuestión moral y legal de los derechos de autor.
    
Me responden que toda música que se haya o hubiere cantado durante los actos litúrgicos, debe tener algún autor, porque no hay efecto sin causa. Y es así. Sólo que los monjes o autores anónimos debieron donar a la Iglesia su creación; (hasta en ese sentido es más barato cantar gregoriano o polifonía clásica, porque ya venció el plazo para cobrar derechos de autor). Y me parece improbable que un rockero judío como Robert Zimmerman (Bob Dylan), haya compuesto música hippie para donarla a la Iglesia, como es dudoso lo hayan hecho otros rockeros cuya intención evidente ha sido componer eso para bailes comerciales y no para bailes eclesiales…
    
Sospecho que si los eclesiásticos no consiguen mostrar tales supuestas actas de donación de los derechos de autor, la Iglesia debería pagar a SADAIC.  Me temo que si no lo hace, no obtengan perdón por ese aspecto parcial del pecado contra la propiedad, sin entrar a considerar otros más graves, —para juzgar los cuales no tengo autoridad—, como podrían ser quizás la impiedad antilitúrgica, la desobediencia al mismísimo Concilio Vaticano II, a las normas pontificias contra la “liturgia show”, la ofensa a la Belleza Suprema, etc.
    
Y para no pagar, no vale la excusa de que el canto sea horrible, una verdadera ejecución, lo cual empeora el agravio antes de atenuarlo.
    
Marcial Castro Castillo
    

martes, 24 de mayo de 2011

Editorial del Nº 89

LA ESFINGE HISTÉRICA
     
     
Al cierre de este número, el pobre país ficticio de las mayorías volubles y extraviadas, sigue pendiente de la decisión hamletiana de Madame Wilhelm: ser o no ser presidenta. Como la vetusta esfinge —esto es, como un demonio de destrucción y mala suerte— ella alimenta el juego cruel del acertijo, más ridículo que el enunciado por Diodoro Sículo cuando le hacía inquirir a la monstruosa imagen cuál era el ser a la vez bípedo, cuadrúpedo y parlante. En este caso, hay tantos de esos seres a la vista y olfato, que ni al consuelo de un incisivo y descifrador Edipo podría aspirar la módica esfinge kirchnerista.
    
Sin embargo, no es este oficio de mal agüero el que nos irrita en Cristina. Porque cuanto más lo abraza y practica más al descubierto queda su indigencia moral. Degradada a la condición de un objeto de encuestas, presionada por las culatas de camiones camorreros y de una corte inconmensurable de hampones que supo encumbrar e integrar, su vida ya no es humana sino un mero instinto animal de poder, resentimiento y codicia. Un dígito en la tómbola depravada de la democracia. Una cosa en el engranaje grasiento del Régimen.
    
Lo que nos fastidia, decimos, es que pretenda hacerle creer al gentío que su mester de gobernanta es similar al de un galeote: entretejido de penurias, sacrificios, grandes esfuerzos físicos, y una abnegación en virtud de la cual se habría entregado por la nación hasta extenuarse. De resultas, ella nos haría el favor de seguir conduciéndonos; y si los extorsionadores —hasta hoy sus activos aliados— se salieran de madre, nos castigaría con la mano de hiel de su ausencia en los próximos carnavales octubrinos. Al igual que el occiso Néstor, el de los garfios ligeros, la viuda aspira al procerato en vida, y cree tener un destino de estatuaria con botox incluido.
    
A tan burda maniobra —que encubre con el halo de un servicio a la patria jamás prestado, los que fueron años de enriquecimiento ilícito, frivolidad, corrupción, homicidio y despilfarro burgués— le han puesto el nombre de Operativo Clamor. Otro es su nombre, que pocos osan decir por temor o pacatería. Y ese nombre es histeria.
    
Usamos el nombre con la mayor propiedad que nos es posible siendo legos en la materia. Pero la mujer que se pavonea por la cadena nacional, ora inaugurando una cámara séptica, ora un ascensor descompuesto o una recepción a terrroristas asilados, tiene todos los rasgos de tan fea neurosis. Lloriqueos, gritos disfónicos, movimientos convulsos, crispaciones de puños, índices acusadores señalando el vacío, arremolinamientos bruscos de la pelambre, alguna coz involuntaria contra el piso, y un rictus agresivo que le cuelga del belfo, mitad risa, mitad congoja, y en su conjunto mueca descangallada.
    
Desbordada en privado y en público, eufórica, lela, virulenta, suplicante, cursi y amenazante a la vez, tamaño manojo de pasiones intemperadas dicen que puede ser reelegida. ¿Alguien se ha detenido a meditar, más allá de lo ideológico, el riesgo que comporta el ejercicio de un poder omnímodo en manos de una desequilibrada? Si la histeria es política de Estado, lo menos que debería declararse es un  estado de alerta colectivo.
    
Tiene además, la señora, en tanto histérica, graves trastornos disociativos. Como la amnesia, que le impide recordar el sinfín inenarrable de perrerías consumadas, desde la falsificación de la historia hasta la legalización de las fornicaciones contranatura. Amnesia vuelta a veces fuga de la realidad, y otras una demente construcción de personalidades múltiples.
    
Cristina, en efecto, cree ser a la par una galería de féminas ilustres, según el cartabón de las izquierdas, y ha ordenado romper los espejos que podrían mostrarla con todo el patetismo de su rusticidad, incultura, delito y jactancia.
    
La Argentina, quede en claro, nada le debe a los Kirchner, que no sea devastación espiritual y material. Sumatoria de despojos, que tanto tienen putrefacto al cuerpo como al alma de la patria aherrojada. Si está en los planes de Dios que le sea restituido su decoro, no en venideros comicios sino en heroica reconquista, la memoria genuina sabrá grabar con el mote de malnacidos a quienes tanto daño le hicieron. Será el fin de la histeria y el primado de la cordura.
     
Un verdadero Operativo Clamor está pendiente. Alguna vez esta última  palabra se usó en nuestro pasado para rememorar a quienes alcanzó injustísima muerte. Se use ahora y en adelante para anhelar la resurrección “de la pálida patria, patria enferma”, según la retratara hace tanto los versos inolvidables del Padre Castellani.
    
Antonio Caponnetto
    

lunes, 23 de mayo de 2011

De novela

PUNTITOS NEGROS
    
    
Después de muchos años, dos amigos se reencuentran en Viena. La escena ocurre en un parque de diversiones donde una rueda enorme, especie de vuelta al mundo, los va elevando sobre la multitud que allá abajo, cada vez más pequeña y borrosa parece moverse sin rumbo determinado.
    
Graham Greene, el autor de la obra, nos relata que uno de ellos apenas se mantiene escribiendo novelas policiales y el otro —en cambio— es un hombre perseguido por la justicia, que hizo una fortuna acaparando penicilina y otros medicamentos esenciales para después poder venderlos a cualquier precio, a las personas que pudieran pagarlos…
    
Hablando de remedios, no sería sensato decir que Zanola, Moyano, Hendler, Capaccioli, etc. etc., conocieron, ni les importe un comino la obra de Green y éste difícilmente habría imaginado que un país pudiera subsistir manejado durante años por una mafia criminal.
    
De todos modos, como para acentuar la diferencia y la infamia (si eso fuese posible) y a pesar de que ya se había traspasado un límite tremendo, a pesar de eso, los remedios que se negociaban en el mercado negro en la mayoría de los casos, eran auténticos.
    
Pero más temprano que tarde, los que podríamos denominar herederos de aquellos que cruzaron el límite, se dieron cuenta de que las drogas originales resultaban caras, de hecho más caras que las truchas y los placebos y que finalmente los resultados terapéuticos representaban poco a la hora de contar los billetes.
    
En la escena de inicio, tomada del capítulo XIV de la novela “El Tercer Hombre”, después de un rato de conversación, Holly, el escritor, se da cuenta de que lo que estaba en juego detrás de las estafas de Harry era la vida de los chicos que no podrían recibir esas medicinas y entonces poniéndose en el lugar del enfermo y quizá interpelado por la voz de la propia conciencia, le pregunta: “¿Visitaste alguna vez el hospital de niños? ¿Viste a tus víctimas?”
    
Pero Harry se burla de los escrúpulos de su amigo. Él ya vive más allá del bien y del mal y en su respuesta se lee bien claro en qué consiste y sobre todo adónde conduce el relativismo y de qué manera la llamada moral de situación, la moral que cambia de acuerdo a la necesidad o las circunstancias o al antojo es la que en definitiva hoy juzga como bueno lo que al rato será malo.
    
“¡Déjate de melodramas! —le contesta Harry Lime— mira un poco ahí abajo. ¿Sentirías piedad si uno de esos puntitos dejara de moverse para siempre? Si te dijera que voy a darte veinte mil libras por cada puntito negro que se parara, ¿me dirías que me guarde mi dinero? ¿O empezarías a calcular cuántos puntitos serías capaz de parar? ¡Libres de impuestos, viejo!”
    
No me cuesta nada imaginar esa realidad de puntitos negros instalada en nuestro país.
    
No cuesta nada porque hoy la vida de los argentinos ya no tiene valor; porque nos matan y los jueces “garantizan” al autor de esas muertes; porque nos cambian los remedios por basura; porque la inteligencia ha sido rebajada a la adulación y la mentira; porque los grandes objetivos de la vida nacional se agotan en el homomonio, el aborto, la eutanasia, el filicidio, la utilización de embriones, etc.; porque desde el Estado, en suma, bandas de asesinos corruptos se regocijan en consumar la degradación de un pueblo.
    
A lo largo del tiempo, muchas veces fueron los poetas los que vieron el rumbo lacerado adonde va a parar el oscurecimiento de las conciencias.
    
Tal el caso de Baudelaire, que escribe en un cuaderno a mediados del siglo XIX: “el mundo se va a acabar… Pero la ruina universal  (o el progreso universal: poco me importa el nombre)  no se manifestará tanto en las instituciones políticas sino en el envilecimiento de las almas…”
    
Por cierto que al final, la dictadura del relativismo enarbola el estandarte tenebroso de la cultura de la muerte. ¿Por qué? Está claro, si caducan los valores permanentes, si somos esos insignificantes puntitos negros moviéndonos al azar en un  horizonte vacío, sobre qué base inapelable la vida humana será sagrada.
    
En este sentido, siempre es oportuno repensar aquello que escribía el ruso Alexander Solzhenitsyn:
    
“Nuestro actual sistema… exige la rendición total de nuestras almas y nuestra participación activa en la mentira conciente general. Los seres humanos que quieren ser realmente humanos, no pueden consentir esta putrefacción del alma, esta esclavización espiritual…”
    
Miguel De Lorenzo