martes, 4 de enero de 2011

Brindando

LA COPA DEL OLVIDO
                               
Aunque no son pocos los que aún continúan celebrando la continuidad  de esa cosa, ligeramente infame, llamada el modelo, también es cierto que en la otra punta, del lado más soleado del jardín hay quienes, con las pruebas en la mano. Afirman que estamos frente a la mayor depredación contra nuestro país de la que se tenga memoria.
               
Robo ilimitado, en una operación encarada  por ladrones organizados en bandas que desde el estado saquean al estilo de aquellos malones que arrasaban grandes pedazos de pampa hasta no poder más, o hasta morir…
              
Si cambiásemos caballos y boleadoras por aviones, DNU, mails y valijas (los chillidos no haría falta modificarlos) estaríamos, como entonces, delante de algo capaz de hacer insostenible la vida en común, o dicho en términos actuales de deconstruir  el país.
               
Pero de repente, en medio de la modélica fiesta, nos daban la noticia que su impulsor y principal beneficiario, caía fulminado sobre la tierra por él arrasada y envilecida.
                
Y  recordamos con cierto estremecimiento, aquella última línea de la novela Señor del Mundo, la magistral obra de R. H. Benson: “Entonces este mundo pasó, y la gloria de él”. Al leerla,  probablemente cada lector por un momento se habrá detenido, reservado y en silencio, es que Benson cierra las salidas y cancela los pretextos, obligándonos a mirar adentro metiéndonos en el áspero territorio de la propia conciencia.
                
De todos modos, la información disponible nos hace suponer que el muerto no conoció la obra de Benson y que durante su vida probablemente poco o nada se detuvo a reflexionar sobre el significado de ese renglón tremendo.
                
Pero el muerto y su “modelo cultural” han hecho sin dudas algo más grave que desvalijar un país, más tremendo que acrecentar la miseria y la injusticia y la desigualdad social y la corrupción y la ignorancia y la violencia; hicieron más, con mentiras continuas, falsificaciones, vagas extorsiones y engaños de todo tipo, avanzaron sobre el espíritu de  mucha gente hundiéndolo en la inutilidad inmensamente estúpida de la demagogia populista.
                 
De todos modos no es nuestra intención, insistir en la descripción tantas veces hecha y ya bien conocida y más aún sufrida acerca del modelo.
               
No, no es bueno, ni conveniente aventurarse en la ciénaga en busca de los detalles de la depravación, porque se trata de terreno resbaladizo, una zona incierta sobre la que tiene vigencia el aviso  de  Castellani  a los que sobreestiman sus fuerzas ante el mal, atenti que  “…solo, del pantano, no se sale…”
               
Por si algo faltara, uno de los felpudos  más usados por el modelo, habló este fin de año sobre la clase de sociedad que proponían: “donde nadie sea más que nadie” y claro, el recuerdo de Genta fue inmediato. Porque ahí, en sus clases, conocimos por ejemplo este texto de Santo Tomás: “las cosas espirituales se llaman grandes según la medida de su plenitud de ser. Eso dice Agustín: que en el campo de lo que no es grande por su tamaño, ser más grande, es lo mismo que ser mejor”.
                
Luego, a lo largo del tiempo, muchas veces leímos el discurso del querido profesor cuando en el paraninfo de la Universidad del Litoral allá por 1943,  preveía  que al final del camino demagógico, el predominio sería de  los hombres vulgares, los comunes, los igualitarios, los Aníbal Fernández, los Kunkel, los Pichetto, etc., quienes propondrían la constitución no solo del matrimonio sino del “país igualitario”.
                
“El sueño de la demagogia se vería cumplido —decía Genta— cuando fuese posible un mundo sin fronteras nacionales, ni grupos exclusivos, sin Dios definido, ni banderas de guerra, donde todo sería común entre hombres comunes y no habría que soportar humillantes jerarquías ni voces escogidas, donde no habría que detenerse ante los límites del pudor…”
                   
Mientras tanto la presidente nos exhorta a que recordemos, a que el país entero al llegar la medianoche del 31 recuerde al muerto, al mismo del modelo levemente infame.
                  
Aunque no es nuestro estilo ocuparnos de los muertos como si estuvieran vivos, ante el llamado presidencial debemos decir que la suya es una petición de cumplimiento imposible.  Porque lo que nos pasa es  lo contrario, en realidad lo que no podemos es dejar, ni por un momento, de pensar en el muerto y en su legado de atroces y actuales destrucciones.
                     
En cambio, desde ya intentaremos y en ese sentido proponemos unirnos en el máximo esfuerzo común para que, aunque sea durante el breve período del brindis de año nuevo, o mejor aún a partir de él, podamos alejarnos de esa pesadilla infame y luchar y esforzarnos  y trabajar fervorosamente, menos para borrar el modelo que es pura nada y desolación,  que para recrear nuestra patria tradicional que es casi todo.
                           
Miguel De Lorenzo
                     

2 comentarios:

Fernando José dijo...

El modelo igualitario kirchnerista es notable. Ha cumplido los pronósticos mas pesimistas de Discépolo del "¡Todo es igual!" con su terrible y lógica consecuencia "¡Nada es mejor!".

Vivimos un cambalache perfecto. Hasta tenemos personas con la igualdad reforzada que "son mas iguales que otros"(Orwell dixit).

Estos superiguales son, entre otros, los Kirchner, Eskenazi, "Tragamonedas" López, Lázaro Baéz, Rudy Igor Ulloa y el montonero Montoto. Este último, antiguo miembro de una organización criminal, devenido en millonario, se ha igualado con numerosos oficiales superiores de las FF.AA. que cobran de su soldada (Sables sin remaches).

En fin "Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor ... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!".

Lo que se dice la igualdad en su mas excelsa perfección.
Fernando José Ares

Anónimo dijo...

Como dijo Arturo Valenzuela, Secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos: "Argentina es el pais mas pacifista del mundo porque ha destruido a su ejercito por incompetencia o deliberadamente. Los ingleses no tienen nada que temer. Han renunciado definitivamente al reclamo de Malvinas de alli el endurecimiento de los ingleses y las declaraciones del Primer Ministro negandose a cualquier discusion."